En atención y servicio al cliente, trabajas para la gente
La idea de que «trabajas para la gente» se basa en el hecho de que todo lo que se hace en cualquier organización, privada o pública, está orientado a satisfacer necesidades de personas.
Dependiendo de tu puesto de trabajo y la responsabilidad laboral que tengas, esta idea la puedes ver con más o menos claridad.
Por ejemplo, si trabajas en áreas o departamentos que están lejos del «mostrador» o «front desk» es probable que a veces digas: «yo no atiendo clientes».
En cualquier caso, no te confundas: Todo lo que haces en tu puesto de trabajo, de manera directa o indirecta, afecta la vida de los clientes de esa empresa. Sin excepción.
Cada una de tus acciones está conectadas a una especie de cadena de acciones que componen la operación de esa organización.
Los clientes son la médula
Cualquiera que sean tus funciones laborales específicas, la médula de tu trabajo la constituyen los clientes.
Tus tareas y responsabilidades profesionales son un medio para satisfacer a los clientes de la organización en la que trabajas.
El cliente puede ser una empresa o una institución, pero al final es una persona o un conjunto de personas que utilizan o aprovechan lo que produce la empresa en la que trabajas o lo que tú les das directamente.
A veces son clientes directos, que te toca atender a ti, y a veces son indirectos a quienes tu trabajo llega a través del trabajo que hacen otros colegas de la empresa.
En este sentido, también hablamos de clientes externos e internos. Los primeros son los que compran y utilizan los productos de la empresa. Los internos son las personas de la empresa con las que haces equipo para satisfacer las necesidades de los clientes externos.
Parece obvio y quizás por eso se obvie
Mucha de la mala atención y servicio que hay en las empresas se origina al desconocer u obviar el principio «trabajas para la gente».
En consecuencia, los empleados terminan enfocándose mas en los aspectos manuales de sus responsabilidades específicas de su puesto de trabajo que en las personas a quienes influyen con su labor.
Olvidar saludar a los clientes, o no utilizar su nombre, o hablar con ellos sin mirarlos mientras lees en tu celular o en tu computadora, con frecuencia se debe a que no recuerdas que trabajas para la gente.
Las personas que trabajan en departamentos de empresas en donde no tienen contacto con el público externo, a menudo afirman que «no atienden clientes». Olvidan que sus compañeros de trabajo son «clientes internos», y también dependen de su calidad de atención y servicio interno.
Tu trabajo no lo define el cargo que tengas o el título académico que hayas alcanzado. La esencia de tu trabajo son las personas que se benefician de lo que haces, directa o indirectamente. En cuatro palabras: trabajas para la gente.
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