El valor de «poner el alma» en lo que hacemos

Hablando de «trabajar con», también tiene que ver con el valor de «poner el alma» en lo que hacemos:
Hay una diferencia sutil pero poderosa entre simplemente hacer algo y entregarnos por completo a ello. Un video de un niño jugando golf nos ayuda a entender esta idea.
El niño busca darle a la bola con determinación y la postura de su cuerpo transmite la intención de golpearla con todas sus fuerzas. Pero falla y cae.
A simple vista, la imagen puede parecer graciosa, pero encierra una gran lección: el niño no tenía dudas de lo que quería ni contuvo su energía por miedo a fallar. Dio lo mejor de sí mismo.
¿Qué pasó? Se cayó. Pero la caída no es el final, sino parte de su aprendizaje.
Golpear la bola con precisión será cuestión de práctica, pero la pasión y la entrega son decisiones personales que definen su futuro.
Cuando nos esmeramos así, ganamos más de lo que parece a simple vista (aunque fallemos).
Primero, nos damos la oportunidad de crecer. Cada intento con pasión nos enseña más que un esfuerzo a medias.
Al dar lo mejor de nosotros, construimos un hábito de excelencia que eleva nuestro estándar de calidad.
Además, podemos inspirar a otros, sobre todo si tenemos una responsabilidad de liderazgo: la energía de nuestras acciones se percibe e influye en quienes nos rodean.
Por otro lado, cuando trabajamos con reservas, sin comprometernos al 100%, lo que perdemos es mayor que un simple fallo. Perdemos la oportunidad de descubrir qué podemos lograr.
Trabajar a medias nos quita la satisfacción de haberlo dado todo, aun cuando el resultado no sea favorable. Y corremos el riesgo de quedarnos estancados, porque la verdadera evolución ocurre cuando nos atrevemos a esforzarnos más allá de lo cómodo y seguro.
El niño del video me recordó algo clave: la perfección no es lo que nos hace grandes, sino la pasión con la que enfrentamos los retos y desafíos cotidianos.
Fallar es parte del camino hacia los objetivos, pero dar lo mejor de nosotros mismos es una decisión que solo depende de cada quien. Y esa decisión, al final, siempre cambia los resultados.
¿Qué pensaste al ver el video?
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